Aquel cielo nativo

Por Ramiro Milenio

08 marzo 2007

Ser y estar


Los bolsillos desguarnecidos, las verdades enhiestas, la palabra dicha, el rubor en las mejillas, la bondad y la verdad amparadas, el camarada siendo, el plugor de la tierra florecido. No es el estado de ánimo, es la realidad lo que conspira

Obra de Francisco Javier Martínez


Yo canto fermento de no sé qué porvenir, esperanza de la voz no dicha que asperja el nardo con su color de mora con su olor de estaño y guirnalda en lisonja, que norta al orbe en fiesta, que bienaventurado se explaya o se yergue camino del viento como única absoluta morada

Yo canto con las palabras contrahechas, con los compases contradichos gesto sol y del conocimiento esencia que del pensamiento formas nuevas contrasta entre las de ayer voces y los del hoy decir conjunción capital al mañana radical y emérito

Yo canto casi no sabiendo, casi no pudiendo, casi no siendo estrofa o verso ni partitura. Aldabo e infiero sobre las glorias altas, gorjeo decires nuevos y vidas, cadencias y trazas de índole compleja. A desmitificar vengo los fámulos retos del Orfeo desvariado, sofocante, dulce, complaciente en tanto la muerte sin razón ni fin a su alrededor se regodea. Infrinjo. Reverso

Crezco rama del Éter y granza de cosmos aciago en mí mismo, caluroso y extraño, agrio y dulce, dúctil, duro y frágil, calcado en mí rehechura por toda la existencia guarecido propio

Sí. Me acontezco y transfiero desde el espacio en que gesto y mimo. Concierto. Clamo. Persisto. Y soy

Recopilatorio