Aquel cielo nativo

Por Ramiro Milenio

27 marzo 2007

Evidencia




La pasión, la fuerza de la razón, el corazón granado, el verbo enardecido, la canción que mece, el galpón que cobija. Y después, o durante, el silencio que enaltece





Obra de Benjamín Palencia



Hay una canción para cada rostro encendido
y una ambición para cada sueño desvariado
y un triángulo y un círculo y un cuadrado
Por haber hasta un mar de sonidos
que anúblanos y mora en plenilunio

Y un sol que radia y un día que se recuerda
una castra casta que perdura y un ser
pobre y triste que de sí sobrevive y pena

Hay un decurso para cada cosa y un hábitat
inmundo incurso: Un gentil pasto de hierba raso
con un aletear de mariposa común que maravilla

Y un olvido que ¡Ay! de sí pena: Una
tenaz lágrima en el ser que le incuba y glosa

Sé que somos uno y múltiplos: Altiplano
vértice o vega: Un río de montaña: Otro
que arremánsase en las siembras y mayo

La brisa ulula
y grácil el viento al tórrido chifla haciéndole
pausado: Esperpento de sí. Cosa etéreo

Recopilatorio